domingo, 22 de febrero de 2009

El Mercado de todo amor III

Un goteo permanente acompañaba el pensamiento de María.
Juraba por sus hijos que jamás se iba dejar maniatar. Era un día lluvioso más, como tantos otros.
Entre tanto aguacero y pensar qué sería de su futuro, se olvidó de atender a los comensales. Esos que llegaban desde lejos, muy lejos, sólo para desgustar sus manjares.
Se preguntaba por qué el pensamiento de la gente era tan vacío. Por qué la gente no la acompaña.
Por estos días, María no siente deseos en poner empeño para saborizar sus preparados. Su futuro está más nublado que este fin de semana.
Ella, apoya sus codos en la barra, con la mirada perdida entre los pasillos. Alguien le comenta el estado del tiempo, pero María no lo atiende. Alguien exige un servilletero, pero ella no presta atención. Alguien busca una promo, y María no lo atiende.
Entre tanto comentario vacío, se olvidaron de lo que ella pierde. No sólo desaparece un ícono de la arquitectura. También se desvanece la vida de miles de Marías... Y nadie la atiende, nadie la comprende.


A todos aquellos que quieran colaborar con su firma para que el cierre del Mercado sea tratado en el Consejo Deliberante, pueden hacerlo en las mesas que hay dentro del Mercado en cualquiera de sus entradas por calles Junín o Maipú.