sábado, 11 de octubre de 2008

El infaltable relato sexual a bordo de un taxi

No quiero caer en las generalidades, pero ¿por qué el 99% de los taxistas cuando inician una conversación, indefectiblemente tienen que tocar el tema del sexo con una dama, que tuvieron, tienen o tendrán?
Creo que la mayor parte de sus historias son puras mentiras, y yo tengo la maldita suerte de cruzarme con ese tipo de tacheros en casi todos los viajes que hago.
Después de que me preguntan si voy a una joda, o vuelvo de ella, ahí nomás tiran sin asco, con un grado de confianza imposible de conseguir en escasos minutos, el "no sabés la mina que me acabo de culiar".
Hablar sobre ese tema con mis amigos es absolutamente normal, pero con un completo desconocido, me parece totalmente desubicado y vulgar.
Ayer, en lo más bien que venía charlando con el señor que conducía el taxi (unos 50 años), mandó así, textual: -"cómo queman etapas los jóvenes hoy en día. Me acuerdo que cuando era chico, robarle un beso a la chica en la primera cita, era todo un triunfo".
Hasta ahí todo bien, es el típico comentario que hace siempre un hombre grande, así que sin más, le retruqué: -"y maestro, los tiempos cambian. Algo habrá logrado usted siendo joven, que los jóvenes anteriores a usted no pudieron".
Para que...ahí le dí pie para que se vaya bien al pingo.
-"¿Sabés lo que costaba tantear una goma? ¡Cuatro meses me tomó poder llegar a tocarle la teta a mi mujer!".
-"Bueno jefe, es su mujer", intenté de frenarlo con una indirecta.
-"Campeón, ¿sabés qué? Hace 25 años que estoy casado con mi señora, el otro día fue el aniversario y nos volvimos casar por la Iglesia y toda esa historia. Pero, ¿sabés el sacrificio que hice? ¡Cuatro años me tomó voltearmela a mi mujer!
-¡Epa! Me está dando mucha información.
-Pasa compadre que ahora si no te la garchás en la primera cita a la vaga, sos un otario. Yo la tuve que remar. Ahora no, las minas se regalan en bandeja.
-Bueno jefe, tal vez no sea tan así como usted lo plantea. Recuerde que está hablando de su mujer. Creo que no hay punto de comparación.
-Y, puede ser chango. Pero la cosa es que la única mujer que me garché en mi vida, es mi esposa...
-Déjeme en la esquina (por suerte ya era mi parada).
-Suerte chango.
-Chau.
La próxima vez que me suba a un taxi, voy a procurar ponerme unos auriculares para evitar comerme este tipo de garrones.
De todos modos, entiendo que un tipo que está todo el día con el culo en un asiento, necesite tener una charla para que su laburo sea menos monótono. Pasa que este tipo de diálogos, estoy acostrumbrado a tenerlo con gente de confianza, al menos con minímo trato.
Igual, hoy no hubiera subido nada de no ser por el maestro con frustado apetito sexual de la juventud, así que, un gracias totales a los taxistas, fuentes de inagotables historias.
Como me contradigo todo el tiempo.

3 comentarios:

Sabrina Konz dijo...

A veces siento que por ser mujer me pierdo muchas de estas pequeñas delicias cotidianas. A mí los taxistas no me dicen ni hola. Como mínimo "ta loco la calor, no?". Algún día me disfrazaré de hombre y me dedicaré a sacarle alguna historia copada al primero que encuentre. ^__^
Besos.

Unknown dijo...

en mi caso, converso bastante con los taxistas, sobre temas que van desde politica,las cosas cotidianas hasta la infaltable condicion climatica del momento. la ultima que recuerdo es la de un señor (ya mayor) que trataba de convencerme de que la maternidad era la llegada a la cima de toda mujer...obvio que no coincidimos, pero en fin, me gusta intercambiar opiniones con estos ocasionales acompañantes...
besos.
ceci

el Rafa dijo...

La verdad es que un bajón cuando el taxista es parlanchin. Yo por lo general no tengo muchas ganas de hablar con absoluto desconocido y menos aun enterarme de su (casi seguro inexistente) vida sexual.